Yo rechazo/Yo apruebo: Ignacio Canals y José Manuel Moller
El cofundador de Lemontech afirma que le teme al proceso "Habría que ser muy torpe para no reconocer que existen riesgos de destruir todo lo que hemos creado. Pero también con cada riesgo hay oportunidades”, dice. Por otro lado, el fundador de Algramo está a favor de una asamblea constituyente "Creo que es un muy buen mecanismo para dialogar y ponernos de acuerdo", afirma.
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Ignacio Canals: "Hoy cualquier emprendedor debería estar mirando hacia afuera de Chile"
Ignacio Canals (40), cofundador de Lemontech, Migrante y socio de Sosafe no dudó en firmar la carta en El Mercurio. El 8 de septiembre, junto un grupo de empresarios y emprendedores, bajo el título Un nuevo equilibrio, hizo un llamado a construir en unidad una hoja de ruta a largo plazo que trascienda el proceso constitucional. “Se subentendió que todos estábamos por el Apruebo. Pero no es así. Lo que quisimos transmitir fue que se va a tomar una decisión, y que independiente de la posición que tenga, nuestro rol es participar del proceso y hacerlo lo mejor posible”, señala. “Ahora, ¿es este el mejor momento para hacerlo? Yo creo que no”.
-¿Cuándo es un buen momento?
-La pregunta es para qué.... La Constitución en sí misma no soluciona las demandas sociales que existen hoy día. El estallido explotó por un montón de lados distintos: salud, pensiones, etc. No necesitamos una nueva Constitución para resolverlas, necesitamos inyectar recursos y gestión a cada uno de estos temas. Y casi todo eso se puede lograr por ley simple. Pienso que puede ser bueno hacer una nueva Constitución que nos una. Pero para eso, primero tenemos que estar unidos de verdad. Hubiese sido ideal un plebiscito cuando Lagos la modificó.
-¿Fuiste a la marcha del millón de personas?
-No. No fui. Pero al final, si resumes las demandas es que a la gente no le estaban alcanzando los ingresos para las cosas que esperaba tener o hacer. Entonces, lo que vimos es el ocaso de un modelo que funcionó súper bien para un país que contaba con un fuerte crecimiento. Vivíamos en un modelo de consumo donde las personas están endeudadas en siete veces su sueldo que era sostenible en un país de crecimiento rápido, donde los salarios iban creciendo de manera importante, pero cuando eso deja de pasar, la misma gente empieza a quedar con el agua hasta el cuello. Eso tiene distintas maneras de solucionarse: hay cosas que sí requieren cambios en la Constitución -me gustaría que se discutiera específicamente qué se quiere ajustar y hacerlo; yo no estoy en contra del cambio, al revés, parte de ser emprendedor es creer en el cambio-, pero hay otras cosas que se logran haciendo cambios continuos más que botando todo a la basura. ¿Puede salir algo bueno a partir de cero? Por supuesto que sí, y si llegamos a ese escenario espero que sea lo que pase. Pero hay riesgos que son notables.
-¿Cuáles son los principales riesgos?
-Primero, la forma. Cuando votas dos tercios punto por punto y partes de una hoja en blanco, lo que salga puede ser una Constitución que no le guste a ninguna persona. De hecho, pueden ser hasta incoherentes un punto con el otro. Y segundo, este es un acto que tiene que ser construido en una especie de equilibrio cívico. No puede ser la violencia un instrumento político. Hay personas que piensan que por miedo tienen que votar Apruebo. Eso significa que la democracia no está funcionando y, por ende, el resultado puede no representar a nuestra sociedad.
-Pero es un hecho que la violencia corrió el cerco y logró cosas impensadas...
-La violencia como instrumento político es efectivo, la pregunta es a qué costo.
-¿Para el mundo empresarial qué efectos tiene que gane el Apruebo o el Rechazo?
-Hay una parte que se siente súper amenazada de que no haya reglas claras. Hoy existe miedo de lo que pueda venir. Y en el fondo tienen razón. Porque lo que estamos haciendo es abrir las puertas a que todo es posible. Hay muchos empresarios desinvirtiendo en Chile, lo que yo encuentro súper razonable desde el punto de vista de los riesgos percibidos. Lo más natural es que quieras cubrirte en esos riesgos. Y al igual que todos, yo siento miedo del proceso, porque habría que ser muy torpe para no reconocer que existen riesgos de destruir todo lo que hemos creado: sin duda hemos mejorado mucho en estos 30 años, y este proceso mal llevado puede terminar de fragmentar este Chile. Es importante hacer notar eso. Pero dicho eso, con cada riesgo también hay una oportunidad. Si lo hacemos bien, si tenemos una conversación constructiva entre todas las partes para buscar acuerdos, puede ser un proceso muy bueno.
-Dijiste que había empresarios que están desinvirtiendo en el país. ¿Tú también?
-Hoy cualquier emprendedor debería estar mirando hacia afuera de Chile, por dos motivos: Primero, porque siempre fuimos una economía chica y por lo tanto nunca hizo mucho sentido enfocarse en Chile más que por ser el país donde naciste. Y segundo, porque esta economía chica ahora está estancada y su futuro es incierto. Ojo, que eso no significa abandonar el país, significa pensar en que el mundo es más que Chile y no hay ningún motivo para crear una compañía que sea solamente local.
José Manuel Moller: "Los cambios siempre se hacen con pequeños estallidos o incomodando"
“Como toda pyme fue difícil el tema del estallido social sobre todo por la incertidumbre. En los barrios hubo violencia y fuerte represión” , dice José Manuel Moller, fundador de Algramo, el emprendimiento que comenzó con la venta a granel en almacenes de barrios y que ahora empezará a explorar el mercado estadounidense.
Aún antes del 18-0, dice, estaba a favor de llevar a cabo una Asamblea Constituyente. “Creo que es un muy buen mecanismo para dialogar y ponernos de acuerdo”. Por eso, dice que el plebiscito del próximo 25 de octubre “es un regalo para poder escribir de manera colaborativa, amplia, con muchos actores, una nueva Constitución”. Se han hecho muchos esfuerzos por hacer pequeños parches, pero aun así está súper anticuada. Se construyó en un contexto de dictadura que lo único que hace es dividirnos, entonces lo que más tenemos que hacer es evitar la mayor cantidad de temas y excusas que nos separen y partir de una manera dialogante y con una visión de largo plazo. Esta es una tremenda oportunidad de partir limpios, actualizados y vigentes”, agrega.
-¿Qué cambiarías de la Constitución actual?
-Hay cosas muy básicas. Que existan derechos de agua, para mí eso es algo que hay que cambiar, porque se habla de que es de acceso público pero la gente puede tener derechos de agua, o sea puede privatizar. Eso es aberrante sobre todo con la crisis medioambiental que vivimos. La Constitución actual protege al medioambiente solo cuando es un particular el que está afectándola, pero no cuando afecta a las empresas privadas porque en ese caso se habla de la “libertad de empresas” y “derecho de propiedad”. El caso de Pascua Lama es el mejor ejemplo, no da lo mismo donde hacer un negocio. Lo otro, es que el estado sea garante, no subsidiario de un montón de derechos que hoy día, como la educación, salud, seguridad social, etc. Hoy el estado actúa como un espectador de los privados que resuelven esos problemas.
Entre los candidatos para una Asamblea Constituyente, el emprendedor dice que están Giovanna Roa, para temas de feminismo; Matías Asun, director de Greenpeace Chile, para asuntos medioambientales; y Diego Vela expresidente de la Confech y director de América Solidaria en Haití. “Creo que sería un tremendo aporte con una mirada fresca, no polarizada, que construye y que genera espacio”, dice.
Moller se define “cercano a la centro-izquierda liberal y mi entorno es bien de Revolución Democrática”, pero no milita en ningún partido aclara. A su juicio que la tarea de elaborar una nueva Constitución recayera en una Convención Mixta sería un error. “Si la mitad de esa asamblea van a ser de los mismos que hoy estamos criticando, será súper difícil avanzar”, reconoce.
-Hay quienes critican que la idea de una nueva Constitución haya surgido luego de un estallido de violencia. ¿Crees que eso invalida el proceso?
-La forma en que se llegó a tomar esta decisión del plebiscito obviamente fue conflictiva y no fue de la mejor manera. Pero los cambios siempre se hacen con pequeños estallidos o incomodando y esta fue la forma en que llegamos a poner sobre la mesa esta asamblea constituyente que nos va a dar un pie para tener unos 30 o 40 años una Constitución que va a ser legítima y acorde a los tiempos. Después seguramente también va a quedar obsoleta y vamos a tener que volver a hacer este ejercicio en unos años más.